¿Siempre tiene que ser así? ¿Te es tan difícil expresar el amor?

Una tras otra tus palabras se han convertido en flechas que apuntan directamente a mi corazón, como si fuese una diana en la cual poder practicar puntería…

¡Ya no más, por favor! ¡Detente! ¡Para esto! 

No quiero llorar más. Duelen, sabes que duelen, pero las flechas llegan, una, y otra, y otra, y otra más…

¿No se detendrá nunca?  ¿Acaso no ves mis heridas?

Sólo me queda el refugio de mi habitación;
Almohada,
paño de mis lágrimas,
consuelo de mis males…

Sábanas,
manto protector,
venda de mi cuerpo…

Las flechas se clavan en mi piel,
cortan mientras se hacen paso hacia él.

Corazón,
aliento de mi vida,
tesoro de mi pecho…

¿Podrás resistir más?
error: Contenido protegido. Copyright © Noly Quevedo