Paseaba tranquilamente, mientras la música de unos auriculares silencia el resto del mundo.
Mis pies me llevaron a aquella playa, donde tantos recuerdos bonitos volvieron a mi mente, envolviéndome con su calor.
Poco a poco la lluvia comienza a caer, posándose… en mi pelo,… mi ropa,… mi piel… Su contacto es frío.
Por los auriculares puedo escuchar una dulce melodía, mis ojos se cierran y mi cuerpo comienza a moverse a su compás.
La lluvia sigue mojándome, es suave y pero ahora ya no es fría sino cálida, es agradable sentirla. A ella se unen las gotas que de mi pelo resbalan.
La música llega a su fin devolviendo me a mi realidad…
